Hay dos aspectos fundamentales del petróleo (dejando ahora al margen derivados financieros sobre el mismo) que lo diferencian de otros activos:
- Siempre tiene un precio mínimo (actualmente unos 30 dólares).
- En en largo plazo el precio sólo puede subir.
Obviamente, afirmaciones así de rotundas despiertan recelos en el sentido común. Bien, en futuras entregas espero explicar esos aspectos en detalle, pero si ahora se me concede el beneficio de la duda, veamos lo que conlleva apostar por el petróleo al alza:
La principal ventaja es que es una apuesta "segura". Mientras que con la mayoría de activos bursátiles puedes perder toda tu inversión, al igual que con la deuda puedes sufrir quitas o perderlo todo, con el petróleo la pérdida máxima está acotada, y además la tendencia a largo juega a tu favor. Sin embargo, como todo error, no sale gratis: haberse puesto largos en petróleo sin apalancamiento y en mal momento significa no perder si no deshaces la posición, pero también inmovilizar recursos que podrían haber sido mejor asignados (coste de oportunidad).
¿Y es éste buen momento para invertir en petróleo?
La volatilidad se ha reducido mucho y el precio viene moviéndose lateralmente en una estrecha franja de precios (el gráfico es Brent a 15 días). Ante la ruptura del incipiente canal alcista que apuntaba en Febrero, ahora deberíamos de estar fuera y, si acaso, vigilar el entorno de los 61 -en donde parece estar formándose una resistencia- y el de los 50, donde se detuvo anteriormente la caída y que podría funcionar como soporte, llegado el caso.
Con independencia de lo que sugieran los gráficos, y con vista al medio plazo, opino que sí es una buena decisión ir comprando en estos momentos. ¿Es posible que aún tenga recorrido a la baja? Tal vez, pero no vamos a aspirar a acertar a comprar precisamente en el mejor día del año. También podría escaparse al alza y lamentaríamos no haber entrado a unos precios actuales que son atractivos.
Pero es el contexto actual el que hace parecer especialmente atractivo al petróleo ahora mismo. Examinemos las principales alternativas:
- Curva plana en la deuda y tipos históricamente mínimos. O sea, que a corto aspiramos a quedarnos igual y a largo ya se ganó lo que se podía ganar, por que con toda posible buena noticia descontada, sólo se puede comenzar a perder con el primer susto.
- Con acciones, independientemente de lo que diversifiquemos, no existe ese suelo *garantizado* si pintan bastos.
- ¿Divisas? No creo que haya algo más dependiente de decisiones políticas arbitrarias. Dejando de lado operativas muy cortoplacistas y especializadas que vienen demostrando su efectividad, para mí es como la ruleta.
- Sobre productos derivados, ni idea... pero seguro que para este momento, Perfecto ya tiene en mente alguna forma de operar que daría alegrías :)
Por último, ¿es buena idea diversificar una cartera añadiendo el petróleo?
Por una parte, el crecimiento económico influye en el precio del petróleo -vía demanda- pero de forma desfasada respecto a indicadores normalmente adelantados, como los mercados bursátiles. Pero es que además, su precio también influye en la actividad económica futura, pero de forma inversa (baste recordar las crisis petroleras). Y obviamente, al negociarse casi en exclusiva en USD e influír en la inflación, hablamos de tipos de cambio e interés, pero es que tampoco existe una correlación determinante e inmediata con divisas ni tipos.
En definitiva, el petróleo me parece en estos momentos un activo defensivo perfecto.
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