lunes, 20 de abril de 2015

Petróleo (IV): formación de precios

Demanda:

Retomando lo dicho en la anterior entrega: el petróleo no puede ser sustituido con facilidad y resulta imprescindible en nuestra sociedad actual, por lo que la demanda mundial de petróleo es altamente inelástica (no cambia sustancialmente ante variaciones en el precio).

Históricamente, ante la persistencia de precios muy elevados, las autoridades y agentes económicos han reaccionado con mucha lentitud, cuando ya es evidente el enorme deterioro en la balanza comercial, en los costes empresariales, etc. Se han visto medidas paliativas de todo tipo en el pasado, desde las meramente publicitarias (aquí hubo un "Tú puedes pagarlo, España no") hasta bonificaciones o bajadas puntuales de impuestos (generalizadas o para algunos colectivos). Todas ellas comparten algo: en un primer momento pretenden tan sólo desincentivar el consumo de petróleo, sin buscar alternativas a su uso; sólo tras algún tiempo se pone sobre la mesa la necesidad de potenciar renovables, diversificar, etc.

Ante descensos en el precio, la demanda tampoco se incrementa instantáneamente. Por ejemplo, una compañía que acabe de invertir en la construcción de plantas de ciclo combinado (en España nos sobran, por cierto), tratará de darles uso antes que desmontarla/reformarla y quemar petróleo. Y si usted se ha comprado un coche eléctrico, no lo va a sustituir a la primera bajada de la gasolina, ¿verdad?

La idea clave aquí es que la demanda varía poco ante el precio y reacciona con lentitud. Y en el momento actual de recuperación, la demanda mundial permanece firme y los bajos precios no estimulan su reducción.

Oferta:

Sí depende en gran medida de los precios. Por debajo de unos 30 dólares, casi no hay ninguna explotación rentable, el "shale oil" lo es a partir de 50, etc.

En los últimos años, algunos productores casi han desaparecido de escena por cuestiones geopolíticas, como Irán o Libia. Por el contrario, la llegada del petróleo de esquisto y sobre todo, la voluntad de Arabia Saudí de tumbar los precios -dinamitando el poderío de la OPEP- han supuesto un grave exceso de oferta. Otros factores, como el contrabando desde el llamado Estado islámico o las fluctuaciones entre divisas no influyen sustancialmente.

En el corto plazo, la oferta se verá condicionada sobre todo por la continuidad o no de la posición de Arabia Saudí sobre no reducir producción. Sobre su estrategia hay quien defiende que trata de dañar a las empresas de petróleo de esquisto de los EEUU y hay quien opina que es un movimiento acordado para dañar a otros productores, especialmente Rusia.

Y un segundo factor muy importante es la posibilidad del levantamiento de las sanciones a Irán por su plan nuclear, por lo que este verano el exceso de oferta sería aún más acusado.

Los mercados están atentos también a factores secundarios como la evolución de las cosas en Yemen (no por su relativamente poco importante producción si no por su situación estratégica y ser escenario del conflicto encubierto entre Irán y Arabia Saudí) o la paralización prevista de algunas explotaciones en Venezuela por mantenimiento y mejora.

En el medio y largo plazo, si los precios se mantuviesen bajos durante tiempo suficiente, la oferta se reduciría por la bajada de inversiones.

Otros condicionantes:

Entre algunos de tipo estacional que afectan a la demanda están, por ejemplo, el comienzo de la temporada de verano en EEUU (las refinerías comienzan ahora a comprar petróleo para afrontar el incremento de demanda de combustibles durante la “driving season”) o el mayor consumo cuando el frío aprieta en EEUU o Europa.

Hay factores que tienden a amortiguar las volatilidad, como el almacenamiento masivo. Las reservas estratégicas de EEUU (millones de barriles bajo suelo) están en máximos, aprovechando los precios bajos. Pero en ocasiones las ha usado a la inversa: vendiendo parte de ellas para forzar bajadas en el precio. También hay petroleros llenos atracados dispuestos a vender su carga en cuanto los precios suban.

Por el contrario, los mercados financieros tienden a incrementar la volatilidad (mayoritariamente se toman posiciones especulativas, no de cobertura). Ni el desplome de finales de 2014 ni la vertiginosa recuperación de estos momentos responden a cambios sustanciales en la oferta o demanda, si no a expectativas de cambio cuya cuantía ha sido amplificada.

Comportamiento reciente de los precios:

Desde un punto de vista chartista, en el Brent comienza a definirse una directriz alcista y otra más reciente de aceleración.




Nada impediría -de no haber sobresaltos en oferta o demanda- que llegase hasta cerca de los 70 dólares, donde se dibujaría el techo de un canal alcista. Sin embargo personalmente creo que a este segundo impulso le queda muy poco recorrido, por dos motivos:

  1. La oferta latente que estaba esperando a los precios adecuados es inmensa y aparecerá pronto en el mercado.
  2. La producción de petróleo de esquisto es muy flexible. Pueden reanudar la producción en cuestión de días, y a partir de estos precios hay algunas a las que ya resulta rentable.

De no haber un vuelco geopolítico, oferta y demanda se sienten cómodas en estos precios. Antes que seguir disparado al alza, en el corto plazo veo más factible que el precio baje a tantear la directriz nuevamente.


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